El magnesio ayuda a prevenir algunos problemas de salud asociados al envejecimiento (1.ª parte)
La medicina moderna no sabe casi nada sobre la llamada «medicina antienvejecimiento». De hecho, suele demostrar una gran arrogancia, pues llega a ridiculizar a cualquiera que considere este campo un aspecto importante de la medicina.
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el despectivo título «El salvaje oeste de la medicina antienvejecimiento», que pretende disuadir a los médicos dispuestos a adentrarse en semejante charlatanería.
Básicamente, títulos como este son un método de manipulación utilizado por un grupo con el fin de mantener el consenso y ejercer su autoridad. Lo cierto es que la medicina moderna ni siquiera se molesta en manipular a su audiencia; simplemente se dedica a atacar directamente a las distintas ramas de la medicina alternativa.
De esta forma, se critican las clínicas antienvejecimiento que prometen: más energía, menos estrés, una mente más aguda, una libido más intensa, un corazón más sano, músculos y huesos más fuertes, un mejor sistema inmunitario, un aspecto más joven. Por el contrario, los médicos antienvejecimiento afirman que «la medicina tradicional está: orientada a la enfermedad y es reactiva, no preventiva (...), pues las enfermeras y los médicos solo ven a los pacientes cuando estos ya están enfermos...»
Así, se señala que una clínica de las mencionadas propone concertar una primera cita de ocho horas de duración para evaluar el nivel de actividad, los antecedentes familiares, el estrés y los hábitos alimentarios del paciente.
Para este último, por supuesto, estas condiciones suponen una inversión considerable de tiempo y dinero. Por otra parte, la principal crítica a las clínicas antienvejecimiento o de longevidad, además de su elevado coste, es que emplean terapias hormonales: HGH, testosterona, estrógenos, progesterona, hormona tiroidea y cortisol.
Debo señalar que yo misma no soy muy partidaria de las terapias hormonales sustitutivas, pues no creo que sean la mejor manera de influir en la longevidad. Un crítico califica de «charlatanería la prescripción de la hormona del crecimiento humano (HGH) para combatir el envejecimiento». También escribe que «las terapias hormonales sustitutivas y los fármacos utilizados para tratar sus efectos secundarios son, en última instancia, brebajes tóxicos para las hormonas que pueden causar importantes daños sanitarios y económicos, los cuales superan con creces sus beneficios a largo plazo».
A la vista de todo lo anterior, he decidido escribir este artículo porque los médicos se están preparando para tratar a «un número creciente de pacientes de edad avanzada que esperan vivir más tiempo y tener una mejor calidad de vida y menos enfermedades a medida que envejecen». Algunos tratamientos abandonados anteriormente por ser demasiado caros o incluso inútiles están reapareciendo lentamente. La idea que pretendo transmitir es que «el envejecimiento es inevitable, sí, pero también tratable… y hasta cierto punto, prevenible».
Dra. Carolyn Dean