El magnesio ayuda a abordar los problemas del envejecimiento (2ª parte)
En esta segunda parte de la serie, la Dra. Dean nos explica con más detalle la relación que existe entre el magnesio y el envejecimiento.
La continuación de la primera parte sobre la relación entre el magnesio y el envejecimiento. La Academia Americana de Medicina Antienvejecimiento (A4M) es la principal autoridad en medicina alternativa ligada al antienvejecimiento.
Su misión es «fomentar la investigación y las tecnologías que permitan detectar, tratar y prevenir las enfermedades asociadas al envejecimiento, así como los tratamientos diseñados para prolongar la vida humana y optimizar el proceso de envejecimiento. Actualmente, la Academia cuenta con más de 26 000 miembros».
Cuando, hace muchos años, tuve ocasión de asistir a uno de sus congresos, vi entre los participantes demasiadas caras que hacían uso del antienvejecimiento como consecuencia de un lifting o de una cirugía plástica. No regresé por allí. En el debate acerca de las terapias contra el envejecimiento, no me posiciono del lado de la medicina alopática o alternativa, pues no creo que las terapias hormonales sustitutivas sean la mejor solución. Así lo afirmo en mi libro:
Tres puntos que deberías conocer sobre la relación entre el magnesio y el envejecimiento
- Como tal, el envejecimiento es un factor de riesgo para la carencia de magnesio. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo va incurriendo en carencias de magnesio y, por tanto, necesitamos incorporar más magnesio con la dieta y en forma de suplementos.
- Por ejemplo, las personas que padecen Alzheimer o Parkinson siempre tienen carencias de magnesio.
- Los telómeros, un factor crítico en nuestro envejecimiento, se encuentran protegidos por el magnesio.
Hace 300 años, la gente no vivía tanto como ahora. En aquella época, las condiciones eran tan insalubres que, un sencillo rasguño o un corte podía convertirse en una herida mortal. La tuberculosis, favorecida por el hacinamiento extremo, la escasez de luz solar directa, la humedad y la falta de verduras frescas, era muy contagiosa y muchas personas morían debido a esta enfermedad. Los brotes en lugares interiores carentes de ventilación suficiente provocaban bronquitis crónica y enfisemas —eso cuando la gente vivía lo suficiente como para desarrollar estas enfermedades—.
Desde que nuestras sociedades fueron introduciendo sistemas de saneamiento universal, las enfermedades infecciosas comenzaron a remitir. El suelo seguía siendo fértil y las plantas absorbían nutrientes vitales. El ganado se alimentaba de plantas y la gente absorbía estos nutrientes comiendo carne y productos frescos. Por desgracia, la Revolución Industrial trajo consigo nuevas formas de dañar nuestra salud, ya que las fábricas emitían humos y productos químicos tan venenosos como nocivos. Las técnicas de la agricultura industrial empezaron a envenenar el suelo a base de pesticidas, herbicidas y fertilizantes nitrogenados. El suelo se quedó sin vida.
Hoy, tendemos a creer que gozamos de mejores condiciones de salud en este siglo debido a nuestros medicamentos y tecnologías médicas; sin embargo, como hemos señalado, también hemos intoxicado nuestro entorno, especialmente en lugares altamente contaminados donde nuestra nutrición básica está comprometida. Esto está dañando nuestra salud. A la luz de lo anterior, debemos señalar que tomar píldoras antienvejecimiento y megavitaminas no añadirá años a tu vida. Las verdaderas claves para alcanzar la longevidad son mucho más sencillas: una dieta excelente que te aporte los nutrientes óptimos, ejercicio, descanso, una actitud optimista y complementos terapéuticos.
Envejecimiento = Calcificación
En las sociedades industrializadas, el envejecimiento se encuentra asociado con una prevalencia creciente de hipertensión, cardiopatías, disminución de nuestra sensibilidad a la insulina y diabetes. En general, el envejecimiento también implica un cambio en el nivel de un ion, calcio y magnesiolteración que resulta indistinguible frente a los niveles observados en los casos de hipertensión y la diabetes. Tal como se indica en la introducción a la tercera parte de esta serie, el Dr. Pierre Delbet, un investigador francés especializado en el magnesio que ejerció su actividad a principios del siglo XX, creía que los tejidos del cuerpo envejecido tienen tres veces más calcio que magnesio. Delbet sabía que el calcio precipita en los tejidos con el déficit de magnesio. Observó la toxicidad que ocasionaba el exceso de calcio presente en los testículos, el cerebro y otros tejidos, y sostuvo hace casi un siglo que la carencia de magnesio corporal desempeña una función en la senilidad.
En el octavo capítulo de mi libro, abordé la resistencia a la insulina y su papel en el agravamiento de la hipertensión, las cardiopatías y la diabetes mellitus. Los estados de resistencia a la insulina, junto con lo que suele considerarse un envejecimiento «normal», se caracterizan por la acumulación de calcio y por el agotamiento del magnesio en las células. A la luz de todo esto, los investigadores clínicos de este siglo han acabado señalando que un desequilibrio de los iones de calcio y magnesio puede ser el eslabón perdido responsable de la frecuente coexistencia clínica entre hipertensión, aterosclerosis y trastornos metabólicos durante el envejecimiento.
Como demuestran los experimentos realizados con animales y los estudios epidemiológicos, la deficiencia de magnesio y el exceso de calcio pueden aumentar nuestra susceptibilidad a las enfermedades cardiovasculares, así como acelerar el envejecimiento. En un estudio efectuado con personas ancianas residentes en centros geriátricos, los niveles bajos de magnesio se asociaban significativamente con dos afecciones que aquejaban a estos pacientes: calambres en las pantorrillas y diabetes mellitus. Las personas centenarias tienen en su cuerpo niveles totales más altos de magnesio y más bajos de calcio que la mayoría de las personas jóvenes.
Se cree que las «drogas inteligentes» como el piracetam, el oxiracetam, el pramiracetam y el aniracetam mejoran el aprendizaje, facilitan el flujo de información entre los dos hemisferios cerebrales, ayudan al cerebro a resistir lesiones físicas y químicas y están relativamente libres de efectos secundarios. El magnesio cumple todos los criterios anteriores para ser considerada una «droga inteligente», con la ventaja de que es mucho más económico y no tiene efectos secundarios.
Longevidad
En 1993, el Dr. Jean Durlach, un destacado experto magnesio francés de la medicina, resumió las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre el magnesio y el envejecimiento en los siete puntos siguientes.
- La deficiencia crónica límite de magnesio reduce la esperanza de vida de las ratas.
- La carencia de magnesio acelera el envejecimiento por sus diversos efectos sobre los sistemas neuromuscular, cardiovascular y endocrino; renal y óseo; e inmunitario, antiestrés y antioxidante.
- En los países desarrollados, la ingesta de magnesio en la población general, independientemente de su edad, es marginal: alrededor de 4 mg/kg/día en lugar del valor mínimo necesario para mantener el equilibrio, fijado en de 6 mg/kg/día. Sin embargo, las enfermedades, las minusvalías y las discapacidades físicas o psíquicas exponen a las personas ancianas a carencias nutricionales más graves y a necesidades más elevadas.
- Alrededor de los setenta años, la absorción de magnesio es dos tercios de lo que es a los treinta.
- Entre los diversos mecanismos de deficiencia se incluyen la malabsorción intestinal; la reducción de la captación y movilización ósea (osteoporosis); el aumento de las pérdidas urinarias; el estrés crónico; la resistencia a la insulina que conduce a la diabetes con graves pérdidas urinarias de magnesio; la respuesta inadecuada a la estimulación suprarrenal; **la pérdida debida a los fármacos, especialmente los diuréticos; la dependencia del alcohol; y el tabaquismo.
- Los síntomas de la deficiencia de magnesio en los ancianosincluyen síntomas ligados al sistema nervioso central que parecen, en gran medida, trastornos «neuróticos»: ansiedad, emotividad excesiva, fatiga, dolores de cabeza, insomnio, mareos, ataques de nervios, respiración alterada. Los síntomas del sistema nervioso periférico son frecuentes: punzadas en las extremidades, calambres, dolores musculares. Las alteraciones funcionales incluyen dolor torácico, disnea, opresión torácica, palpitaciones, extrasístoles (latidos intermitentes tras un latido extra aislado), ritmo cardiaco anormal y síndrome de Raynaud. Las alteraciones del sistema nervioso autónomo afectan tanto al sistema nervioso simpático como al parasimpático, provocando hipotensión en ascenso rápido o hipertensión limítrofe. En los pacientes ancianos, la emotividad excesiva, el temblor, la debilidad, los trastornos del sueño, la amnesia y el deterioro cognitivo son aspectos especialmente importantes de la carencia de magnesio.
- La prueba de suplementación oral de magnesio es la mejor herramienta diagnóstica para determinar la importancia del magnesio.
Mortalidad por carencia de magnesio
En 2006, la revista Epidemiology reveló que los hombres cuyos niveles de magnesio eran más elevados en comparación con el grupo que mostraba niveles más bajos tenían un 40 por ciento menos de riesgo de muerte por todos los tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, un estudio publicado en 2014 estimaba en un 34 % menos el riesgo de muerte por cualquier causa en los hombres y las mujeres que mostraban una mayor ingesta de magnesio.
La tesis contraria se observa también en el estudio de 2014 titulado «La hipomagnesemia en pacientes hospitalizados se asocia con un aumento de la mortalidad» En este estudio, los investigadores concluyeron que «la prevalencia de la hipomagnesemia en los hospitales es muy elevada. Se asocia con una mayor mortalidad y una hospitalización más prolongada en nuestra población. Puede ser una herramienta útil para predecir la morbilidad y la mortalidad. Aunque, en la actualidad, no puede definirse ningún papel causal para este problema, el bajo coste y los mínimos inconvenientes de la observación del magnesio justifican su medición rutinaria y la administración de suplementos con magnesio a los pacientes». Por desgracia, una vez más se recurre a formas de medición ligadas a una prueba de magnesio sérico, que resulta muy imprecisa.
Dra. Carolyn Dean