Infección por levaduras y sobrepeso
El aumento de peso es un efecto secundario común del síndrome de infección por levaduras. Una sobreabundancia de levadura hambrienta en el intestino puede hacer que nuestro cuerpo desee ingerir carbohidratos, lo que nos llegue a comer en exceso y a acumular kilos de grasa. También provoca inflamación, pues retiene los líquidos y puede hacer sientamos hinchazon y distensión.
Afortunadamente, en la mayoría de los casos, cuando se elimina el exceso de levadura, el exceso de peso desaparece junto con ellos. Esta es una historia que le ocurrió a uno de mis pacientes.
La historia de Susan
Susan, como muchas mujeres modernas, asumía múltiples roles en su vida: era esposa, madre de dos hijos y trabajaba como escritora independiente. Desde la primera consulta con ella me quedó claro que Susan tenía poco tiempo para sí misma. De hecho, incluso llegó tarde y con muchas prisas a su cita en mi oficina.
Le dije a Susan que nuestra consulta duraría una hora. Tengo la impresión de que aquella fue la primera hora de descanso que tuvo en todo el día. Susan se relajó visiblemente y miró a su alrededor para comprobar su aspecto. Suspiró y se disculpó por su aspecto desaliñado. Dijo que trabajar en casa como escritora le ha ahorrado horas de viaje, pero a veces se olvida de que hay un mundo real al otro lado de la ventana.
Dijo que todo iba a cambiar
Su objetivo era perder los treinta kilos de peso que le sobraban, y estaba convencida de que, cuando lo lograra, todo cambiaría. Susan padecía sobrepeso y estaba pálida, quizás debido a que vivía confinada en casa todo el día, e incluso su piel lucía pastosa e hinchada. No pude encontrar ningún indicio de brillo en su piel y no había chispas de vida en sus ojos. Parecía derrotada, pero aún desafiante. Cuando dijo que iba a cambiar todo, pude ver que estaba decidida, y conecté con esa chispa e hice mi propio pacto para apoyarla lo mejor que pudiera. Desde una edad temprana, siempre he tenido un talento especial para ver y conectar con la belleza interior de una persona.
A medida que se desarrollaba la historia de Susan, estaba segura de que su belleza iba a experimentar una metamorfosis similar a la de una mariposa, tal y como lo había visto con muchos de mis pacientes. Después de trabajar con ella durante mucho tiempo, se convirtió en una persona totalmente nueva.
Pero al principio, se trataba de una persona que me había hablado de que lo estaba pasando mal; no creía estar deprimida, pero su médico le había recomendado antidepresivos, que ella rechazó. Ahí estaba de nuevo, ese desafío, esa determinación de asumir la responsabilidad de su salud y no depender de la medicación. Esta mezcla de opciones y determinación es el ingrediente más importante de la receta del cambio.
Puede que Susan evitara los antidepresivos, pero la medicación era algo que conocía bien, ya que había tomado antibióticos con frecuencia para las infecciones de los senos nasales durante los últimos tres años, había tomado anticonceptivos durante diez años y se había sometido a inhalaciones anuales de cortisona para las alergias. Me contó que su problema de peso había comenzado después de una de las infecciones que se había tratado.
Susan me enumeró automáticamente otros síntomas. Tenía frecuentes dolores de cabeza y resfriados, y al final del día tenía síntomas de síndrome de intestino irritable y fatiga extrema. Cuando le pregunté por la vaginitis, me dijo que ocasionalmente la padecía tras el coito, pero lanzó un comentario algo sarcástico sobre quién tiene tiempo o energía para el sexo. No la presioné para que investigara, pero anoté la libido baja en mi historial.
Como le di tiempo para presentar sus excusas, Susan se armó de valor y se disculpó por su actitud, diciendo que no siempre era tan cínica. Antes era una persona extremadamente sociable, pero se había vuelto antisocial y casi reclusa. Ya no podía salir a comer con sus amigos porque temía comer algo que la hiciera enfermar, y no quería sentarse a quejarse de su estado.
Le hice una prueba completa
Su examen físico no indicaba nada fuera de lo normal. Tenía sobrepeso para su estatura, pero aparte de la piel pastosa, la hinchazón general y la retención de líquidos, había pocos signos externos de todo su malestar interno. Se envió un hisopo vaginal a un laboratorio específicamente para analizar un cultivo de levadura, y junto con los análisis de sangre rutinarios, envié sangre y saliva a un laboratorio especial para analizar las levaduras, las bacterias anómalas, así como las alergias alimentarias.
Susan perdió cuatro kilos en las dos primeras semanas y otros doce en los tres meses siguientes. Además, como nos centramos en tratar no solo su exceso de peso, sino también las causas subyacentes (levaduras e infecciones), sus dolores de cabeza y sus síntomas intestinales desaparecieron. Susan se convirtió en una persona hermosa y vibrante, y dejó atrás a esa mujer limitada y condenada por la levadura.
Los problemas de levadura son tan personales que es imposible hacer recomendaciones específicas. El punto de equilibrio es la comprensión de que su cuerpo quiere mantenerse sano y lo hará siempre que usted le dé los bloques de construcción adecuados por medio de la dieta, el ejercicio y la actitud de vida correctos.
Dra. Carolyn Dean
