El magnesio y los calambres musculares
¿Alguna vez ha sufrido calambres musculares, dolores lumbares, tirones en las piernas o tics en los ojos? Si este es su caso, nunca le sugeriría, desde luego, que dejara de acudir a su médico para descartar la posibilidad de estar sufriendo alguna enfermedad grave. Sin embargo, ¿sabía que estas molestias o estos calambres podrían deberse a la falta de magnesio en su organismo? ¿Y si la solución pasara por saturar su cuerpo con magnesio? ¿Desea saber más al respecto? En el siguiente artículo, comparto una información que se encuentra disponible en mi libro «The Magnesium Miracle».
El problema
Entiendo su dolor.
En ocasiones, las contracciones musculares, los tics y los espasmos pueden parecer problemas menores para un observador externo. Pero, para quien los sufre, equivalen a una lenta tortura o una especie de «gotera», si bien, en este caso, el agua golpearía constantemente nuestros músculos y los pondría en peligro de sufrir espasmos o calambres casi en cualquier momento.
¿Esta imagen le resulta familiar?
¿Cree que podría estar sufriendo una deficiencia de magnesio?
En mi opinión, más del 95 %
de las contracciones musculares son un síntoma seguro de la deficiencia de magnesio. El sistema nervioso se encuentra en un estado hiperexcitable, por lo que tensa pequeños grupos musculares con el fin de liberar esa tensión. La única manera de eliminar los espasmos y las contracciones musculares consiste, hasta que se demuestre lo contrario, en relajar el sistema nervioso proporcionándole la cantidad adecuada de magnesio.
¿Y qué hay de los dolores de espalda?
Yo entiendo estos dolores lumbares de un modo muy diferente al usual. ¿Y si fuera una deficiencia de magnesio lo que conduce a sus irritados y sobrecargados músculos al espasmo, siendo esta la causa de muchos casos de dolor lumbar crónico?
Créame: sé de lo que hablo. Yo misma experimenté un resurgimiento de algunos dolores de espalda después de reducir mi consumo de magnesio a menos de 300 mg al día (la CDR para el mantenimiento de los niveles de magnesio en una persona sana). Sin embargo, en cuanto volví a incrementar mi consumo de magnesio, este dolor lumbar remitió. En la página 141 de mi libro incluyo un estudio científico que avala esta experiencia personal.
¿Y qué ocurre con la recuperación muscular de las personas deportistas?
Si los músculos se contraen y relajan rápidamente durante el ejercicio físico, puede producirse un exceso de calcio (sustancia desencadenante de la contracción) y un agotamiento del magnesio (iniciador de la relajación), lo que da lugar a la proliferación de calambres musculares y a la acumulación de ácido láctico.
La escasez de magnesio es común tanto en hombres como en mujeres, ya que el magnesio se pierde durante el ejercicio debido al aumento del gasto metabólico y a la sudoración. Con todo, aunque muchos atletas toman bebidas recuperadoras, estas se componen, en su mayoría, tan solo de sodio y azúcar, por lo que muchos consumidores no se recuperan adecuadamente y se acaban preguntando qué hacen mal.
¿Qué debo saber sobre la relación entre el magnesio y los dolores musculares?
He aquí tres puntos que debería conocer sobre el magnesio y los dolores musculares:
El magnesio ayuda a relajar los músculos y los nervios.
El magnesio elimina los calambres.
El magnesio (por último) relaja el músculo liso de los vasos sanguíneos presentes en los dedos y permite, así, tratar el síndrome de Raynaud. Por si fuera poco, relaja también las paredes de las arterias, lo que reduce la presión arterial; y relaja las trompas de Falopio, aumenta de este modo la fertilidad.
¡Pero antes no había magnesio disponible en el mercado!
Yo había probado ya el resto de opciones del mercado y andaba en busca de un formato de magnesio de alta absorción cuyas dosis resultaran dosis saciantes pero no tuviera un efecto laxante. Como no pude encontrar ningún producto con ambas características, decidí crearlo yo misma. El mejor tratamiento para los calambres es mi ReMag no laxante, 100 % absorbible, picométrico y estabilizado con iones!
¡Aloha!, Dra. Carolyn Dean
